Actualmente estamos muy acostumbrados a ver tatuajes por todas partes y es muy probable que no nos hayamos parado a pensar sobre cómo se originó este arte, o dónde comenzó a practicarse.
Puede resultarnos una práctica relativamente reciente, ya que no estamos acostumbrados a pensar sobre ello como si formara parte de nuestra historia más antigua o de la cultura como expresión artística, por ejemplo. Pero el tatuaje es una práctica que lleva desarrollándose desde tiempos inmemoriales, probablemente mucho antes de lo que imaginamos. Para tener un conocimiento inicial acerca de los orígenes del tatuaje, ¡os recomendamos leer este otro post!
Si lo habéis leído sabréis que después de hacer un largo recorrido a través de varias regiones, comenzando por la Polinesia y extendiéndose por América, África y Oriente, el tatuaje por fin llegó a Occidente alrededor del año 1771.
En este año los expedicionarios ingleses dirigidos por el capitán británico James Cook regresaron de su viaje por las costas de Nueva Zelanda y Tahití, donde aprendieron cómo los nativos de esa zona decoraban sus pieles. Al entrar en contacto con los indígenas de las Islas Marquesas, Cook describió el proceso que seguían y las técnicas que utilizaban en uno de sus libros;
“Manchan sus cuerpos pinchando la piel con los instrumentos pequeños hechos del hueso, que estampan o mezclan el humo de una tuerca aceitosa […] En esta operación, que es llamada por los naturales “tattaw”, las hojas dejan una marca indeleble en la piel. Se realiza generalmente cuando tienen cerca de diez o doce años de la edad y en diversas partes del cuerpo.”
Capitán James Cook
Debido a estas expediciones, los marineros que viajaban y tenían posibilidad de conocer muchas culturas distintas a la occidental, fueron adquiriendo la afición de tatuarse, ya que aprendieron a hacerlo y lo practicaban a bordo, dando a conocer el tatuaje entre las personas que formaban parte de ese mundo. También los pescadores y oficiales de barcos comenzaron a realizarse tatuajes con motivos relacionados con el mar, los barcos, los peligros que les acechaban en las expediciones, los seres queridos a las que querían recordar, etc.
Marineros de EEUU tatuados en los años 40
Aunque esta fue la forma en la que el tatuaje se comenzó a introducir en occidente, el inglés Sir Martin Frobisher ya vio a personas tatuadas alrededor de 1576 en el Noroeste de China y William Dampier llevó a Londres consigo a un nativo tatuado de Nueva Guinea en 1691 tras una de sus expediciones.
Fue en Estados Unidos, durante la guerra civil (1861 – 1865) cuando comenzó a aumentar la popularidad del tatuaje. Se cree que fue en Nueva York donde se abrió el primer estudio de tatuajes, concretamente en 1870 por Martin Hildebrant, un inmigrante alemán, que se convirtió en uno de los primeros tatuadores profesionales, junto con C.H. Fellowes, C.V. Brownell o Charlie Wagner. Samuel O’ Reilly inventó la máquina de tatuar, inspirada en una maquinaria inventada anteriormente por Thomas Edison. A partir de entonces los negocios de tatuajes fueron extendiéndose alrededor de todo el mundo, y en 1900 ya había estudios en casi todas las ciudades importantes.
Norman «Sailor Jerry» Collins (1911 – 1973), considerado el padre del tatuaje Old School.
En los años 60 y 70, los tatuajes comenzaron a extenderse más allá de las zonas portuarias, ya que los hippies de esta época comenzaron a realizarse nuevos diseños, distintos a los de los marineros, más elaborados, sorprendentes y coloridos, hasta popularizarles entre una parte de la sociedad. Fue a partir de finales de los setenta y principios de los ochenta cuando el fenómeno se extendió exponencialmente a más partes de la sociedad, sobre todo entre la población más joven y alternativa, que comenzó a adaptar el tatuaje a su estética y a relacionarlo con las culturas que iban surgiendo en estos años como el punk, el heavy u otras tendencias. Muy poco a poco se va teniendo una mayor aceptación social del tatuaje debido a que se va desligando de las connotaciones negativas que en ocasiones le han asociado con grupos marginales y delincuentes como las que se le dieron en sus inicios en algunas partes como en Japón, Roma, Grecia e incluso en Alemania cuando los Nazis los utilizaron con los judíos en los campos de concentración como forma de castigo, para identificarles y humillarles, porque la ley judía prohíbe realizarse marcas en el cuerpo.
Ahora muchos consideran los tatuajes como un complemento más que va unido a la estética personal y que puede tener significados profundos como ocurría en la antigüedad, o no, y tener una función simplemente ornamental. Han ido extendiéndose poco a poco entre personas que no tienen nada que ver con el tipo de culturas que empezaron a popularizarlos y que simplemente quieren decorar su cuerpo, y su popularidad cada vez va a más.
