Cada día es más frecuente la realización de tatuajes decorativos, o tatuajes con los que queremos recordar un evento, o a una persona, pero también crece la necesidad de quitar tatuajes por motivos sociales o laborales, o por que ya no queremos tener ese nombre de persona en la piel. Hasta hace poco tiempo no era sencillo eliminar tatuajes, ya que solo podía realizarse a través de diferentes de métodos muy agresivos (electrocoagulación, dermoabrasión …) que destruían la piel dejando lesiones en forma de cicatriz.

Pero hoy en día la eliminación de tatuajes se realiza a través de una avanzada técnica láser que en la mayoría de los casos elimina estas pigmentaciones permanentes sin prácticamente dejar señal. El láser fragmenta las partículas de tinta en otras mucho más pequeñas que pueden ser eliminadas por el organismo, reduciendo al mínimo la lesión de los tejidos circundantes, de forma que no queden cicatrices. Los láseres mas adecuados son aquellos que incorporan el sistema Q-Switched. Un sistema que limita los pulsos de energía en ráfagas de pocos nanosegundos, para minimizar cualquier tipo de lesión, mientras maximiza el efecto sobre la tinta. Los resultados y la técnica varían según se trate de un tatuaje realizado por un aficionado o por un profesional, de los colores que contenga, de la región corporal donde se encuentre y del tipo de piel. Este es el tipo de láser que empleamos en Tatualia, en su versión más avanzada, incluyendo un sistema doblador de frequencia que puede tratar prácticamente todo tipo de tatuajes y colores.

A la hora de determinar el tratamiento hay que evaluar de forma individual cada paciente. El color es uno de los aspectos a valorar. Los colores más fáciles de eliminar son los negros, azules y rojos, seguidos de purpuras y anaranjados, que también responden bien al tratamiento, mientras que los verdes, amarillos y rosas son los más difíciles y se necesitan tratamientos adicionales para conseguir buenos resultados.